JOSHI-BU (Sección de Mujeres)

                       JOSHI-BU                      

(Sección de Mujeres)

Sensei José Martí Solórzano Rojas

 

“Si se quiere saber lo que yo verdaderamente

intenté lograr para el Judo, se debe observar

lo que ellas están haciendo en la sección de

mujeres (Joshi-Bu) en el Kodokan”.  Jigoro Kano

 

La lucha de las mujeres por reclamar la igualdad de sus derechos renació con la publicación en 1962 del exitoso libro, titulado The Feminine Mystique, de la autora feminista Betty Friedan, abriendo de tal forma un nuevo, aunque convulso, camino hacia la reivindicación de sus derechos civiles.

 

Sin embargo, pocas jóvenes occidentales conocen los esfuerzos silenciosos pero prácticos y efectivos que se hicieron, en la misma dirección de los derechos de la mujer en el campo de las artes marciales por el Dr. Jigoro Kano, fundador del Judo.

 

O-Sensei (Venerable Maestro) Jigoro Kano (1860-1938)- Politólogo, Economista y Educador japonés- luego de estudiar y practicar por muchos años el Jiu-Jitsu, tomó de este arte samurai las técnicas menos violentas, desarrolló otras él mismo y combinó ambos grupos en una serie de Katas o formas, inventando un nuevo arte, al cual le dio el nombre de Judo o “La vía de la flexibilidad”.

 

Además de lo sobredicho, el gran maestro fue una de las personas que más influyó en la mejoría del sistema educativo japonés y quien logró, con su ejemplo, filosofía, enseñanzas y prácticas, para que el Judo fuera el primer arte marcial aceptado como deporte olímpico, a partir de los juegos de Tokio en 1964, veinte seis años después de su muerte.

 

En la actualidad, la sede operativa mundial del Judo, conocida como el Kodokan (“Ko” aprendizaje, “Do” camino o vía, “Kan”  lugar, sitio o espacio), o “La escuela donde se aprende el camino” se encuentra en Tokio, Japón, aunque sus practicantes y seguidoras se hallan en todos los rincones del globo terráqueo, hecho que en nuestros tiempos parece algo común y corriente, pero que sólo fue posible conseguir manteniendo firmes los valores del Código Bushido o “Camino del Samurai” ante la siempre celosa oposición de aquellos seres humanos, que sintiéndose superiores, subestiman a los demás y les niegan sus derechos.

 

Tal fue el caso de Sueko Ashiya, la primera mujer que Kano aceptó como estudiante de Judo en 1893. Esta decisión del gran maestro no fue aprobada por la sociedad machista de ese entonces, cosa que lo obligó a iniciar sus enseñan-zas en su propia casa de habitación junto a su esposa, Sumako, y algunas otras amigas.

 

 

Aparentemente en ese entonces, Kano no tenía idea alguna de las consecuencias a mediano y largo plazo que tendría dicha acción, ya que él sólo siguió aquello que consideraba justo y correcto, según su código de ética.

 

Al enterarse otros hombres de dicha situación, cuestionaron inmediatamente la  “sabiduría de enseñar artes marciales a las mujeres” y algunos de ellos esgrimieron los argumentos sobre problemas potenciales de salud y sobre las supuestas limitaciones físicas y mentales de las mujeres.

 

Siendo Kano un dedicado científico social, él mismo investigó esas aseveraciones y consultó diversas opiniones sobre el tema con las autoridades médicas más sobresalientes de ese entoces, llegando a la conclusión de que las mujeres Judokas sólo podrían obtener  beneficios del estudio y la práctica de las artes marciales.

 

Kino Yasuda, una mujer con graves problemas de salud, se convirtió en la prueba irrefutable de aquella nueva teoría del O-Sensei, cuando ella  dramática e indubitablemente mejoró su salud, poco tiempo después de haber sido invitada por Kano a vivir en su hogar y que con la ayuda de su esposa, hija y de otras familiares aprendió poco a poco el arte del Judo. A partir de esa experiencia, los críticos machistas callaron, por algún tiempo.

 

Con renovada confianza, Kano empezó oficialmente a enseñar el arte marcial del Judo a mujeres en distintos colegios y universidades. Yasuda, su anteriormente enferma estudiante, entusiastamente diseñó, junto a Kano, los uniformes o Gis que actualmente usamos y formó parte de la nueva sección para mujeres del Kodokan en el kaiunzaka Dojo durante 1923.

 

En 1926, Kano organizó varias clínicas con una duración de dos semanas en su casa, donde personalmente preparó a una docena de maestras provenientes de todo el Japón para que supieran cómo se debería impartir el Kata del Judo en las escuelas públicas, para luego, a pesar de la continua oposición machista, abrir oficialmente la sección de mujeres (Joshi-Bu) en el Kodokan.

 

Tiempo después, a las mujeres se les proporcionó su propio dojo en el Kodokan, donde establecieron sus propios procedimientos, regulaciones, requisitos para cada cinturón y métodos de práctica, entre otras cosas. Sus cursos de instrucción siempre reflejaron, más apropiadamente que en el caso de los hombres, el tipo de enseñanza que Kano había provisto a sus estudiantes en las primeras décadas del Kodokan.

  

Las clases se iniciaban con un minucioso calentamiento, luego se continuaba con una prolongada sesión de Ukemi (Técnicas de control y ruptura de caídas) seguida por ejercicios individuales (tandoku renshu). El intensivo uso del Kata (formas) y del randori (entrenamiento al combate) se entremezclaba con largas charlas sobre método, teoría e historia. El atemi (ataque o golpes a los puntos vitales del cuerpo) y otros métodos utilizados en el campo de batalla también formaban parte de las sesiones. Además, a las estudiantes se les asignaban extensivas investigaciones y tareas de estudio designadas con el fin de provocar un profundo y agudo entendimiento del arte marcial. También se les daba ins-trucción en etiqueta y decencia.

 

Dichas sesiones generalmente eran dirigidas por el mismo Kano, junto a su hija mayor, Noriko Watanuki, quien fungía en aquel entonces como la directora de la sección de mujeres (Joshi-Bu). El programa de instrucción y entrenamiento era extremadamente completo, y en algunos aspectos sus requerimientos eran más rigurosos que los de la división de los hombres. Incluso se utilizaba una raya blanca a lo largo del cinturón como símbolo de un reconocimiento especial a la línea más pura del Kodokan representada por la división de mujeres.

 

Kano hizo que pusieran el dojo Joshi-Bu a la par de su compartimento habita-cional con el fin de resguardar su desempeño y velar por la excelente calidad en cuanto a su programa de instrucción. Al cabo del tiempo, Masako Moritomo, en-tonces la mujer con el más alto grado de la sección de mujeres y quien empezara el estudio y práctica del Judo desde la edad de diez años, gradual-mente fue aceptando su rol de líder en la Joshi-Bu. En enero de 1934, Kano también invito a Keiko Fukuda, la nieta mayor de su querido sensei en Tenshin Shin´Yo Jiu-Jitsu, para que se uniera a la Joshin-Bu. Ella se convertiría en la mujer con el más alto grado en Judo del mundo.

 

Una vez conformado un excelente equipo de instructoras, por el año de 1935 se introdujo el aprendizaje en la sección de mujeres de la Sei ryoku Zen Yo Koku-min Taiku no Kata (forma del sistema de ejercicios basado en el principio de mínimo esfuerzo, máxima eficacia), la cual enfatiza atemi y taisabaki (o golpes, patadas y movimientos giratorios), así como el Kime Shiki (o ritual de movimien-tos de decisiones de vida y muerte). Dichas incorporaciones al programa de las mujeres llegaron a enseñarse a las colegialas en algunas instituciones educati-vas.  

 

Desafortunadamente, y a pesar de todos los avances logrados por Kano para el Judo, en esa misma época surgieron algunos acontecimientos que pusieron en peligro la misma existencia de dicho arte marcial.

  

Durante 1935 y 1936, alejado y olvidado estaba el año de 1879, cuando Kano había participado como estudiante en una exhibición de Jiu-Jitsu, dada para el Presidente Americano Ulysses S. Grant y organizada por el maestro Hachinosuke Fukuda, cuyas enseñanzas de dicho arte marcial influyeron en el desarrollo del Judo.

 

En esos tiempos de encubación de la IIda. Guerra Mundial, a Kano se le presio-nó para que permitiera el uso del Kodokan a los militares como medio para el entrenamiento general de soldados. Aunque Kano refutó dicha propuesta y reci-bió garantías por parte del Emperador en cuanto a que no se pretendía naciona-lizar el Kodokan, mucha gente clave dejó dicha organización, y varias prácticas fueron abandonadas. Kano murió misteriosamente en un viaje en barco de re- greso a su hogar, después de haber mantenido varias reuniones en occidente. Como resultado de sus acciones y notoria simpatía por los países de esa región, alguna gente pensó que él fue asesinado.

 

El sobrino de Kano, Jiro Nango, asumió el liderazgo del Kodokan, tratando de mantenerlo a flote durante esos tiempos difíciles. Preocupado por seguir con las enseñanzas de su tío y con la intención de no dejarse llevar por los aconteci-mientos políticos del momento, el nuevo dirigente del Kodokan propuso la crea-ción de los métodos de defensa personal para mujeres, conocidos como Joshi Goshin-Ho, cuya base era el atemi practicado en conjunción con técnicas marciales y katas. Noritomi, Fukuda y otras judokas siguieron las instrucciones y la Joshi-Bu logró que aproximadamente 25 mujeres se quedaran en el Kodokan durante los tiempos de guerra, teniendo por lo general como instructoras única-mente a Fukuda y Ohtsuka.

 

Después de la IIda. Guerra Mundial, la ocupación de las fuerzas aliadas en el Japón prohibieron toda actividad marcial. Esta decisión mantuvo alejados del Kodokan a los instructores judokas sobrevivientes. Pequeños dojos surgieron en varias regiones, y los judokas se incorporáron secretamente a practicar artes marciales en los dojos privados de la gente de Jiu-Jitsu.

 

Tiempo después, al levantarse la prohibición sobre la práctica de las artes mar-ciales, el Kodokan continuó funcionando normalmente y muchas mujeres de occidente llegaron a prepararse en el arte del Judo, para luego abrir diferentes secciones en sus propios países. En la actualidad, las mujeres participan en competencias internacionales de Judo, cuyas prácticas ahora son  idénticas en todos sus aspectos a aquellas de los hombres. El duro camino iniciado desde 1893 con visión, empeño y valentía por el Dr. Jigoro Kano y sus seguidoras finalmente llegó a su justo destino.

  

 

 

Sensei José Martí Solórzano Rojas. J-J Joshi-Bu. Basado en Steven R. Cunningham (1996). solorzan@ice.co.cr. S.J. Costa Rica, 2005

 

 

 

 

 

JIU JITSU
 
La verdadera victoria, es la victoria
sobre sí mismo.
BUSHIDO
 
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